Son cosas diferentes.

Era el hombre perfecto. No venía de una familia acomodada ni tenía todo lo que quería en el preciso momento, pero era trabajador, honrado, respetuoso y con metas establecidas. Sabía para donde iba y como llegaría. Orgulloso de su familia y de lo poco que había conseguido por su gran esfuerzo en su nuevo empleo. Acababa de salir de la universidad y estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario para ver a su madre y hermanos felices. Tenía un horario ya establecido. Una hora programada para dormir, comer, hablar y trabajar. Más que todo para esto ultimo. El era el hombre perfecto. Era de esos con los que uno se quiere quedar toda la vida. Era de esos pocos que uno se quiere encontrar a la edad de los 20 y formar un futuro. Pero ella era todo lo contrario. Alma era una niña poco organizada, con tan solo 16 años. No sabía siquiera que iba a ser de ella el próximo año. Ella quería dedicarse a su mundo de colores, a sus dibujos, sus escritos, su musica y su arte. Quería escribirle cartas de amor, componerle canciones, desvelarse pensando en él, o mejor, hablando con él. Quería abrir la puerta de su casa y encontrar alguna flor. Quería recibir llamadas a media noche aunque le costara quedarse dormida de nuevo, porque con tal de decirle "yo también te amo" ya todo tenía sentido. Quería hacer ese tipo de cosas que aparecen en las películas y que la gente llama cursis. Quería hacer cosas que nunca creyó poder hacer por ella o por alguien. No quería encontrarse con el amor de su vida, o tal vés si, pero lo que ella realmente quería era sentirse enamorada. Mientras que él ya se le había olvidado esa etapa. Porque aunque no lo crean, son dos caminos diferentes que al mismo tiempo se complementan. Porque¿De qué sirve amar si no se enamora primero?.