Pensaba dos veces antes de comentarle alguna situación,
siempre fue una chica explosiva. Pero finalmente cedía y me desmoronaba frente
a sus ojos sin que esta lo supiera, pero ella sabía, me conocía muy bien, tanto
que a veces exageraba mis sentimientos más de lo que yo misma podía.
Tenía unos ojos muy grandes y una gran sonrisa pintada en el
rostro, cosa que siempre envidié. Era algo que le salía muy natural, nadie la
obligaba, solo reía sin parar; algunas veces para hacerse notar y otras por
simple gusto. Mientras que yo, que a duras penas me reía de un chiste malo que
escuchaba salir de los labios de la multitud. Yo, a la que tenían que
recordarle que sonriera y no se recostara sobre la silla del salón de clases
cual vagabunda. Así era yo. Así soy yo. Alma.
Ella era ese tipo de chica que no tenía un tipo. Ella era…
Y solo puedo recordarla, solo puedo hablar de sus grandes
dientes y de su corto pelo en tiempo pasado. Y a veces me acuerdo, a veces,
solo a veces, de los grandes momentos, de la hermandad prometida, a veces me
acuerdo, a veces, siempre.
Añade seguidores así puedo saber cuando publivas algo nuevo. A mi me siempre me ha costado decir adios a las grandes personas que pasan por tu vida, aunque uno sepa que aunque nunca se puede decir un adios rotundo uno debe aceptar qe todo tiene un fin
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